Cancha de Atletismo

Se acercó a la profesora guardando la distancia. Por el momento era la única alumna que se interesaba en esa academia, y al pasar de los minutos tuvo la confirmación de que nadie más vendría. Escuchó el suspiro de su superior y tiró el bolso al suelo para atarse con un pequeño moñito su cabello largo castaño. Era una señal sutil de "Estoy lista".

- Bien señorita; al parecer seremos solamente tú y yo -Asintió con la cabeza- Ve a cambiarte, anotaré tu nombre en el libro de clases -Miró a la joven con los ojos bien abiertos, pidiéndolo tan solo con ellos una identificación.

- Ann, Ann Gray -Murmuró antes de levantar su bolso del suelo e irse a los vestidores para cambiarse el uniforme. Se paró frente al espejo desvistiéndose lentamente: Calcetines, zapatos, faldita, camisa y corbata. Bastó vestirse con unos short ajustados y una camiseta para ya estar lista. Nuevamente retocó su peinado para que no le incomodara al correr y guardó el resto de su bolso con sus prendas en un casillero contiguo.

- Bien señorita Gray -Le gritó la profesora desde el otro extremo- Primero un calentamiento básico para evitar lesiones, le avisaré cuando estemos listas para partir -

Partió trotando lentamente hacia unas galerías cercanas y allí empezó a estirar los músculos colocándose en posiciones... un tanto llamativas. Dejar su trasero expuesto a la vista o tener tanta elasticidad como ella era digno de ver; no pasó mucho rato cuando empezaron a juntarse algunos chicos de cursos inferiores a ver su "Sempai". Ann por su parte estaba totalmente concentrada en la tarea de elongar, por lo que ni se preocupó de alzar la vista para ver que la miraban desde arriba.

Alzó la vista, volteándose para escuchar una voz que se marcaba a sus espaldas. De alguna parte ya la había escuchado porque tenía ese tonito particular que se le hacía bastante familiar. Miró hacia arriba por la diferencia de alturas al sujeto y sonrió incrédula. ¿Acaso era una broma? Ese tipo con su posición y cargos ocupados en el consejo estudiantil se detenía saludarla... Se trataba claramente del día del mundo al revés. Suspiró.

- Hola -Dijo de forma seca y cortante, terminando la elongación para empezar a caminar hacia la profesora quien asintió para colocar el cronómetro.

Se arrodilló en el suelo y levantó de forma pronunciada la cola preparándose para partir en cuanto la profesora diera la indicación.

- ¿Lista? ... -El sonido del silbato la alertó, y no pasó mucho cuando ya adquirió un ritmo bastante bueno en la carrera. No era una principiante en el deporte eso se notaba; y al parecer ese sujeto alto tampoco lo era.

Al menos habrá visto al sujeto pasar frente suyo unas seis veces. Le deprimía, le deprimía totalmente sentirse en un nivel inferior al suyo, y más aún le imponía un nuevo nivel al cual debía llegar. Apresuró su ritmo para hacerle alguna comparación al sujeto alto y llegó toda cansada frente a la profesora, quien le mostró cuál había sido su tiempo en carrera.

- Nada mal señorita Gray; estaba haciéndolo muy bien. Para la próxima no trate de sobreexigirse. Usted sabrá cuales son sus límites -Le anotó la puntuación en un cuaderno mientras que Ann trataba de recomponer el aliento. Estaba totalmente agitada, y el enfado no se le quitaba.

- Puede ir a ducharse -

Desvió la mirada hacia el alumno "perfecto" que seguía corriendo como si nada... Ya empezaba a odiarlo en las profundas capas de su piel. Tomó su toalla malhumorada y se fue a las duchas, quedándose sentada en unas bancas mientras se descalzaba con total desgano.

Abrió la ducha dejando que el agua de las regaderas se regulara un poco. Tenía el cuerpo muy caliente como para meterse de la nada al frío. Metió un pie para probar el agua y luego la mitad del cuerpo. Lentamente iba acostumbrándose al tacto, necesitaba relajarse y despejar ese enojo, no valía la pena enfadarse si apenas era la primera clase; ¿verdad?.

- Estas ahí Ann?, me gustaría hablar contigo un momento, no te quitare mucho tiempo

Abrió los ojos sujetándose de las baldosas para no resbalar. Al parecer se trataba del alumno estrella... Alzó una ceja bufando y tomó una toalla para salir de la ducha y caminar de forma cuidadosa hasta la puerta para evitar caerse. Entreabrió la puerta dejando ver nada más que un costado de su cuerpo, aunque estaba mojada y el agua goteaba por las baldosas mientras se escuchaba de fondo el agua caer.

- ¿Qué quieres? Estoy algo ocupada -Dijo en voz alta, tratando de mantener el equilibrio pero se le hacía difícil con los pies y la superficie húmeda.

Sintió como sus mejillas se iban calentando, y no por vergüenza ni esas estupideces, sino porque tenía el presentimiento de que ese chico había ido a burlarse al vestuario. Era esa la percepción que tenía de él y le iba a costar cambiar de opinión. Abrió la boca tratando de mostrar su mejor sonrisa, luego de la semejante paliza que le dió en la cancha.

- Gracias... Hablaremos cuando me haya duchado. Como ves, ahora no es un buen momento -Abrió un poco más la puerta mostrándose por completo y la pequeña toalla que apenas la cubría lo justo. Se apreciaba que tenía una bonita figura y por qué no? También provocativa, era extraño que pasara desapercibida con su uniforme.

- Vale, tendré cuidado. Adiós -Le cerró la puerta en la cara, suspirando para dejar la sonrisa que parecía que le entumecía las mejillas. Dejó la toalla sobre las bancas y volvió a la ducha, metiéndose de una vez... Lo que no había pronosticado es que el agua estaba totalmente helada. Soltó un chillido muy parecido a una chica que grita por una araña.

- D...demonios.. está helada!! -Quedó temblando bajo la ducha en un rincón, alejándose para que el agua no le siguiera congelando más.

Parpadeó sorprendida. En cuestión de segundos Lyon llegó a "socorrerla".

- Gra...cias.. -Dijo quedándose petrificada en la esquina de la regadera... Eso si le había dado vergüenza. Apenas sintió que el tipo cerró la puerta del vestuario dejó escapar un largo suspiro. Era la palabra humillación recorriéndole la mente con burla. Tragó saliva tocando esta vez con cuidado el agua hasta asegurarse que estaba tibia y poder ducharse con tranquilidad.

Se secó con la toalla y procedió a vestirse con la faldita escolar, las calcetas, zapatos y camisa. Dejó la corbata dentro de su bolso y se aplicó un poco de perfume atrás de la oreja; era el preferido de su hermano y exclusivamente por eso lo utilizaba.

Ann era dependiente de su hermano en todo sentido, y aquello que hacía o decía era su beneficio porque era todo lo que ella sabía de la vida. Vivir para él y por él. Sonrió mirando la hora en su celular y un mensaje de texto de parte de su mellizo, para continuar su camino hacia las salidas de los vestuarios.

- ¿Y esto? -Se agachó recogiendo una venda que estaba al costado del bote de basura... tenía un poco de sangre aún, ¿sería de ese tipo alto? Rebuscó entre su bolso sacando de él unas vendas que tenía guardadas; siempre preparada ya que era bastante torpe cuando se trataba de accidentarse.

Se acercó a la puerta de los vestuarios de chicos y tocó un par de veces sin decir nada.

El sonido de la ducha no la dejó oír la autorización de Lyon para entrar a los vestuarios, y de todas formas, no es como si quisiera venderle ella misma; solamente quería devolverle el favor. Sujetó su bolso de gimnasia al hombro y se colocó en cuclillas dejando las vendas en la entrada, junto a la puerta. Cuando Lyon la abrió se paró de inmediato, como si la hubiesen pillado in fraganti por algo malo que hizo.

- No, no estoy interesada en tu propuesta... -Dijo con algo de frialdad en sus palabras. Lo vió de reojo, y también sus brazos... Tenía curiosidad y ganas de preguntarle si acaso se había hecho esas heridas por la razón que ella tenía en mente; sin embargo guardó silencio y caminó hasta estar a su lado, allí extendió un brazo con las vendas en una mano.

- Ten, te servirán más a tí que a mí -Bajó la voz y se dió la vuelta para salir de los vestidores. Sus mejillas se habían ruborizado levemente, según ella por el vapor.. sí, claro, era por el vapor.

Apresuró la marcha para evitar que Lyon la siguiera para hablar y se perdió sin siquiera decirle adiós a la profesora. Continuó su camino hasta verse otra vez en los pasillos, junto al bullicio insoportable de sus compañeros.